EL EMBALSE Y LA LLUVIA
¿Qué te proponemos hacer? A través de la lectura participativa de una historia, los alumnos conocerán:
• De dónde viene el agua que utilizan.
• La importancia de la lluvia.
• La palabra embalse y su significado.
• Sencillas pautas de consumo responsable del agua.
¿Qué necesitas?
• Cuento El Sr. Embalse y la lluvia
• 1 cubo (recipiente)
• Cartulina o hojas de color marrón, verde, blanco y azul
• Pegamento o cola
• Marcador permanente
¿Cómo hacerlo?
1. Crea el personaje Sr. Embalse según el ejemplo de la página siguiente. Fija la cartulina por fuera del cubo dejando una parte sin cubrir que simule la presa y dibuja con un marcador permanente los ojos y la boca. Échale un poco de agua.
2. Presenta el personaje Sr. Embalse. Comenta que será un nuevo amigo que estará en tu casa con tu familia unos días. Pídele apoyo a tus papás, hermano, tíos, etc. que describan cómo es, lo que ven...
3. Lee el cuento El Sr. Embalse y la lluvia, haciendo hincapié en los gestos y preguntas para hacerlo más dinámico y participativo con tu familia.
4. Repasa las acciones más importantes de la lectura para gastar poca agua usando como ejemplo final “no es necesario llenar todo el vaso de agua cuando vamos a beber”.
5. Llenar el Sr. Embalse cada día: con el agua que les sobre o no se beban de los vasos. De esta manera comprobarán que al cabo de una semana ¡tiene más agua!
6. Anotaras en tu cuaderno para que puedes utilizar el agua que se encuentra en el Sr. Embalse.
El Sr. Embalse y la lluvia
En un lugar no muy lejano había un espacio enorme entre dos grandes montañas donde se acumulaba muchííííísima agua. Era un lugar muy bonito, que los aldeanos de los pueblos vecinos conocían como Sr. Embalse. El Sr. Embalse siempre estaba lleno de agua, y en lugar de una boca tenía un gran muro de piedra. El Sr. Embalse guardaba toda esa agua para que los niños de las ciudades cercanas pudieran utilizarla en sus casas, y solo abría su gran boca para dejar salir el agua cuando estaba muy muy lleno y se podía desbordar. El Sr. Embalse estaba rodeado de árboles, plantas y muchos animales, como Denís, el águila pescadora. Un día de finales de verano Denís volaba, como todos los días, por encima de las aguas del Sr. Embalse:
– ¡Buenos días, Sr. Embalse! – Buenos días, Denís, ¿cómo va el vuelo? – Muy bien, pero desde aquí arriba estoy viendo que últimamente ¡tienes menos agua! ¿Te encuentras bien, Sr. Embalse? – ¡Eso me temía, Denís! Desde hace semanas noto que estoy más vacío. – ¿Y eso por qué será, Sr. Embalse? – Pues no estoy seguro, Denís. Yo me lleno con agua de la lluvia y en verano ya sabemos que llueve poco, pero este año algo está pasando, porque me estoy vaciando ¡muy rápido! – Mmmm... Si le parece, voy a sobrevolar las ciudades que hay más abajo a ver si veo algo raro, porque ¡esto no es normal! Montaña abajo había una ciudad donde vivían Pablo y Raquel. Denís, con su elegante vuelo, se acercó a la ciudad y observó muchas cosas interesantes. Después, volvió y le contó al Sr. Embalse lo que había visto con todo detalle:
– Hola, Denís; dime, ¿qué has visto?, ¿algo sospechoso? – Hola; pues he visto que había varias personas que estaban regando el césped con grandes mangueras. ¡Qué me dices, Denís! ¡Si riegan con mangueras gastan mucha de mi agua! – Eso no es todo, también vi a unos niños jugando y mojándose con las fuentes de los parques. Guau, ¡qué divertido!, pero ¡se gasta mucha agua! – Y en algunas cocinas lavaban los platos dejando el grifo siempre abierto, y algunos niños también dejaban los grifos abiertos cuando se lavaban las manos. ¡Vaya! ¡Esos deben ser los motivos por los que me estoy vaciando tan rápido! Se está gastando mucha agua, este año. ¡Algo habrá que hacer! Casualmente, Pablo y Raquel estaban de vacaciones cerca del Sr. Embalse y decidieron ir a visitarlo. Al verlo tan vacio, le preguntaron: – ¿Qué te pasa?– Sr. Embalse, ¿de dónde viene el agua que tienes?– Toda el agua que veis aquí es agua de la lluvia y del deshielo. Este año ha nevado y llovido poco, y me ha dicho el águila que las personas estáis gastando mucha agua para regar o jugar, e incluso que estáis dejando los grifos abiertos mientras os laváis las manos y los platos. ¡Y yo no tengo tanta agua! (Pregunta a los niños cómo gastan el agua en sus casas y el colegio.) – Pero, ¿qué podemos hacer nosotros, Sr. Embalse? – Uff... ¡mucho! Vosotros y todas las familias de mi alrededor podéis hacer muchas cosas para gastar menos agua y que no me vacíe tan rápido. – ¡Yo no sé qué hacer para gastar poca agua! -dice Pablo. Pablo y Raquel y todos vosotros tenéis que aprender a usar mejor el agua. Al cabo de unos días, el águila Denís volvió a volar sobre el Sr. Embalse: – ¡Hola, Sr. Embalse! ¡Ahora tiene mejor aspecto! – ¡Claro! Gracias a mis amigos Raquel y Pablo y a todos vosotros, que sabéis lo importante que es usar solo el agua que necesitamos, no me estoy vaciando tan rápido. – ¡Ahora solo falta que caiga una gran lluvia para volver a estar lleno de agua!
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